años de la década de los 70, cuando las editoriales de comic books comenzaron a experimentar con un nuevo sistema de distribución basado en lo que hoy conocemos como las ventas directas. Más eficaz y preciso, este nuevo sistema permitió la aparición de las primeras tiendas especializadas, y con ellas nuevos tipos de formatos tales como las novelas gráficas, las ediciones especiales, los one-shots, etc. Una de las consecuencias de este nuevo sistema fue la aparición de una gran cantidad de pequeñas editoriales, las mal llamadas independientes, que podían enfocar sus pequeñas tiradas hacia las librerías especializadas en vez de hacia los kioscos, asegurándose un público más que suficiente para seguir existiendo.
Aunque en los años 80, Marvel y DC eran las dos grandes editoriales del momento, tanto por su volumen de ventas como por la calidad de muchos de sus cómics, una gran cantidad de independientes comenzaron a hacer algo de sombra a los dos gigantes editoriales, la mayoría de las veces con aventuras de corte superheroico. Así, los hoy olvidados personajes Fantagraphics, Eclipse, First, Dark Horse, Slave Labor Graphics, Malibu o Valiant compartieron estanterías con superhéroes aún famosos, como Superman, Batman, Spider-Man o X-Men.
El mercado, que ya no estaba compuesto sólo por niños y adolescentes, fue capaz de absorber gran parte de esta producción, aunque no toda. No obstante, los beneficios que se obtenían eran enormes, sobre todo por parte de las grandes editoriales. Pero para cuando los más populares dibujantes de Marvel se revelaron contra la compañía y fundaron Image Comics, allá por 1992, el mercado del cómic empezaba a sufrir una saturación excesiva y una especulación descontrolada, que en última instancia llevaría a una crisis monumental a mediados de la década de los 90.
Para acabar con la competencia y hundir rivales a los más débiles, Marvel y DC aumentaron aún más su producción, agravando la diferencia entre títulos existentes y lectores dispuestos a leerlos, ya de por sí desmedida. A los lectores no les quedaba más remedio que seleccionar los títulos que se llevaban a casa, por lo que cada nuevo título tenía que resultar suficientemente atractivo y original como para aplastar a sus rivales. Así es como Marvel miró hacia el futuro y lanzó una nueva línea de cómics: Marvel 2099.
1. Orígenes de la línea.
Originalmente, Marvel 2099 iba a ser muy diferente de lo que los lectores encontraron en las librerías. John Byrne nos cuenta cómo surgió la idea del proyecto, inicialmente llamado The Marvel World of Tomorrow y situado cien años después del nacimiento de Fantastic Four, en el 2063:
En 1990, Stan Lee me llamó para preguntarme si estaría interesado en ser el "editor en jefe" de una nueva línea de cómics que iba a crear para Marvel: una línea que estaría ambientada en el futuro del universo Marvel (…).
Sin embargo, según contaría el propio Byrne, las diferencias creativas entre Stan Lee (que quería que existiesen mayor número de versiones y referencias al universo Marvel) y él (que quería que dichas referencias fueran vagas y poco relevantes) acabaron sacándole del proyecto.
No obstante, ni la idea de crear una nueva línea, ni la de situar a los personajes en un entorno futurista, similar al de las novelas de William Gibson, eran originales de Stan Lee. Ya a mediados de los años 80, Jim Shooter había intentado con su New Universe salirse de la continuidad de Marvel y crear un nuevo punto de partida al que pudieran acercarse nuevos lectores; que la línea fuese un sonado fracaso no quitaba mérito a la originalidad del proyecto. El futuro de Marvel también había sido vislumbrado en numerosas ocasiones: Deathlock, Days of Future Past en X-Men o el Thor del futuro son sólo algunos ejemplos ello.
Pero esta vez la propuesta era diferente. El proyecto pretendía no sólo mostrar uno de los muchos futuros posibles del universo Marvel, sino desarrollar y dar vida propia a un futuro oficial, sembrándolo con nuevos héroes e incógnitas sobre el pasado.
2. Bienvenidos al 2099.
En el año 2099 los superhéroes eran cosa del pasado, igual que hoy lo pueden ser las legiones romanas, los cruzados o los mosqueteros. Venerados como mitos, su leyenda se había convertido en la última esperanza a la que se aferraban los desposeídos de un mundo controlado por las megacorporaciones, donde hasta la seguridad pública había sido privatizada. Sin embargo, cuatro héroes aparecieron en aquella distopía futurista, dispuestos a tomar el manto de los superhéroes desaparecidos:
Spider-Man 2099 (noviembre 1992) era el alter ego de Miguel O'Hara, un hispano-irlandés que trabajaba para una de las megacorporaciones más importantes, y que adquiriría poderes arácnidos después de un accidente en su trabajo. Concienciado de la corrupción y la manipulación que ejercen las corporaciones, se dedicaría a proteger a aquellos que no pudiesen defenderse por sí mismos. El guión, uno de los más sólidos de la línea, corrió a cargo de Peter David, que ya había trabajado con Spider-Man durante la década anterior. Del dibujo se encargaba Rick Leonardi, que también había trabajado con el superhéroe arácnido en el pasado.
Ravage 2099 (diciembre 1992) fue el único héroe de la nueva línea que no tenía contrapartida en el universo Marvel clásico. El cómic mostraba las aventuras de Paul-Phillip Ravage, un ejecutivo de una megacorporación que de la noche a la mañana se ve despojado de su riqueza y su estatus social, teniendo que sobrevivir en los barrios bajos. Como si de un Mad Max urbano se tratara, sus aventuras nos llevarían por los rincones más oscuros y míseros del 2099. Los primeros guiones fueron obra de Stan Lee en una de sus últimas aportaciones al universo que él mismo ayudara a crear. Los dibujos fueron realizados por un Paul Ryan al que los lectores de Marvel ya conocían por sus trabajos en Fantastic Four y Quasar.
* Doom 2099 (enero 1993) resultaría ser uno de los personajes más originales y con mayor potencial de toda la línea. Un supuesto Doctor Doom venido del pasado tenía que enfrentarse a un mundo diferente y extraño, donde su poderosa armadura no era más que una curiosa reliquia de museo. Convertido en fugitivo en su Latveria natal, su lucha por recuperar el poder centraría los primeros meses de sus aventuras. Sus peripecias fueron escritas por John Francis Moore, guionista claramente desaprovechado en la franquicia mutante durante buena parte de los 90. Del apartado gráfico se encargó Pat Broderick, un excelente artista cuya labor se desarrolló principalmente en los años 80.
Finalmente tenemos a Punisher 2099 (febrero 1993). Cuando el agente de seguridad privada Jake Gallows perdió a su familia a manos del hijo de un pez gordo de una megacorporación, que salió indemne gracias al dinero de su padre, decidió tomarse la justicia por su cuenta. Inspirado por el diario de Punisher, el legendario vigilante del siglo XX, Gallow lucharía contra un sistema judicial injusto y elitista, creado por los ricos para defenderse de las masas explotadas. El personaje fue creado por los guionistas Pat Mills y Tony Skinner, habiendo trabajado ambos previamente en la revista inglesa 2000AD; a los lápices se encontraba Tom Morgan, cuyo dibujo sucio y rudo era ideal para el tipo de aventuras que querían narrarse
El primer año de aventuras de los héroes del futuro presentó las bases del mundo, con un archienemigo intocable: Avatar, presidente de la megacorporación Alchemax. Las referencias al misterioso fin de los superhéroes a finales del siglo XX y el desarrollo de los personajes lograron atraer a un público sorprendido por estas historias que mezclaban con cierta habilidad algunas convenciones del cyberpunk y del género superheroico.
El éxito inicial de la serie, pero sobre todo la política de sacar más colecciones con las que hundir a la competencia, pronto convenció a los mandamases de Marvel de que había que expandir el 2099 con nuevos títulos y personajes:
* Hulk 2099 (septiembre 1993) apareció por primera vez el cómic trimestral 2099 Unlimited, para pasar a protagonizar su propia serie en diciembre de 1994. El personaje repetía una vez más el modelo visto anteriormente en Spider-Man: John Eisenhart, empleado de una megacorporación, acababa siendo accidentalmente bombardeado por rayos gamma, convirtiéndose en una nueva versión del coloso esmeralda. Creado por Gerard Jones y Dwayne Turner, fue uno de los personajes menos interesantes de la línea, como demuestra su escaso éxito entre los lectores.
* X-Men 2099 (octubre 1993) fue un intento burdo pero efectivo de expandir la franquicia mutante a otras líneas. La aparición de los mutantes no encajó demasiado con el futuro que las otras series habían mostrado, aunque posteriormente éstos comenzasen a interactuar con otros personajes de la línea y acabaran asentándose. Los guiones de John Francis Moore y del prolífico Ron Lim explican, en gran medida, la consolidación de la serie.
Ghost Rider 2099 (mayo 1994) fue una de las series más originales del futuro de Marvel, puesto que centraba las aventuras del héroe, el pirata informático Kenshiro "Zero" Cochrane, en el ciberespacio. A pesar de no encontrarse en el mundo real, podía usar un cuerpo robótico para interactuar con nuestro mundo. Escritas por Len Kaminski y dibujadas por Chris Bachalo y Mark Buckingham, estas aventuras resultaron ser las más influenciadas por el cyberpunk
* Otros personajes menores aparecieron en 2099 Unlimited, tales como R-Gang 2099 (octubre 1993) de Bob Fingerman, Duke Stratosphere (enero 1994) de Ned Sonntag, Metalscream 2099 (abril 1994) de Warren Ellis y D’Israeli, [9] Lachryma 2099 (abril 1994) de Ian Edgington y David Klein, Hazzard 2099 (julio 1994) de Michael Jan Friedman [10] y Gino DeCicco, Galahad 2099 (octubre 1994) de Michael Jan Friedman y Matt Ryan, Midsummer Knights 2099 (enero 1995) de Dan Slott y Rebecca Guay , y finalmente Public Enemy (abril 1995) de los guionistas de Punisher 2099 y el dibujante Malcolm Davis. La mayoría de estos personajes protagonizaron no más de una o dos aventuras de pocas páginas, por lo que realmente carecieron de peso. No fueron más que historias de relleno, generalmente escritas y dibujadas por artistas poco conocidos por aquel entonces.
Los nuevos personajes funcionaron medianamente bien, situando hacia 1994 en ocho el número de series de la línea, cifra que ya nunca más se superaría.
3. Un futuro estancado.
Tras afrontar exitosamente su primer año al mando de la línea, Joey Cavalieri, el editor de la misma, decidió que ya era hora de mostrar un evento que uniese a todos los héroes de este siniestro futuro. Siguiendo la premisa de mostrar temas de ciencia ficción, el original crossover que los autores idearon trataba el tema de la religión y la fe del 2099.
En el futuro, el recuerdo de Thor y los dioses nórdicos había acabado generando una nueva religión que retomaba las creencias nórdicas. [13] Conscientes del poder que dicha fe estaba obteniendo, las megacorporaciones decidieron utilizar su tecnología para crear nuevos dioses nórdicos con los que manejar a su favor las creencias de las masas.
Dividido en cinco capítulos, The Fall of the Hammer resultó ser un crossover entretenido, original y lleno de buenas ideas, sobre todo si lo comparamos con otras producciones de Marvel, como la insufrible Clone Saga de Spider-Man.
Tras esta lucha con la manipulación religiosa, Doom 2099 y Spider-Man 2099 se confirmaron como dos de los personajes más sólidos y mejor escritos de la línea. Sus guionistas tenían una idea clara de cómo eran sus protagonistas, hacia donde se dirigían y qué querían contar. Así, Spider-Man 2099 conocería a Tanathos y The Prophet, dos misteriosos personajes que, uniendo las pistas que se nos dejaban, resultaban ser Rick Jones y Justice . Doom 2099 luchaba por conquistar su antigua patria, y posteriormente por descubrir el secreto de su verdadera identidad .
Desgraciadamente, las demás colecciones comenzaron un lento declive. Ya decíamos anteriormente que algunos personajes no terminaban de cuajar: Ravage 2099 se convirtió en un monstruo forzudo similar a Hulk ; mientras que los integrantes de X-Men 2099 no dejaban de resultar desconocidos y algo confusos al lector (mayormente por su gran número). A eso tenemos que sumar que la mayoría de los héroes registraron una escasa evolución: Ravage 2099 (tras convertirse en un monstruo), Hulk 2099, Ghost Rider 2099 y Punisher 2099 pronto demostraron tener poca cosa que contar
Esto no quiere decir que las historias fuesen forzosamente malas, pero cualquier lector podía ver que personajes y situaciones se habían quedado estancados. Era normal: el futuro oficial de Marvel había crecido demasiado rápido, fruto de una lucha por las ventas, no por ser un proyecto maduro.
Muchos de los autores del 2099 no fueron más que meros mercenarios, algunos de los cuales no tenían muy claro qué se esperaba de ellos. Sin embargo, salvo Stan Lee y Paul Ryan, que se marcharon a hacer juntos las tiras de prensa de Spider-Man, [18] y Chris Bachalo, que abandonó su serie rápidamente, los demás artistas se mantuvieron en sus puestos un mínimo de dos años, la mayoría de ellos hasta la práctica cancelación de los títulos que guionizaban.
3. After Doom.
Hasta 1995, Cavalieri había logrado lo que parecía imposible en otras líneas: mantener a la gran mayoría de sus artistas ligados a sus series, y no caer en la comercial moda de realizar largos crossovers anuales. Así, los lectores podían seguir cada serie del 2099 con cierta independencia.
Sin embargo, la crisis de la industria se había agravado. Las ventas disminuían a cada mes que pasaba, por lo que hacía falta atraer tanto a los lectores que habían abandonado las series como a otros nuevos.
Para lograr dicho objetivo, el editor pidió a diferentes guionistas que le presentaran un plan no sólo para una serie, sino para todo el 2099. Así, sin tediosos crossovers, Cavalieri pretendía desarrollar un acontecimiento que pudiese seguirse tanto individual como colectivamente. El británico Warren Ellis presentó una idea radical y muy interesante, imposible de desarrollar en el Universo Marvel clásico: Doom conquistaría los EE.UU., lo que provocaría importantes cambios en las series.
Así, tras la conquista de la Casa Blanca por parte de Doom, [21] las megacorporaciones verían su poder mucho más limitado, EE.UU. se convertiría en un gobierno populista, los mutantes verían reconocidas algunas de sus demandas políticas, y el destino de muchos personajes variaría drásticamente. [22] Dos de los personajes más cambiados, sin lugar a dudas, serían Punisher 2099, al que Doom ofrecía la dirección de SHIELD, [23] la agencia de seguridad y espionaje más importante del Universo Marvel; y Ravage 2099, que encontraba la muerte (al menos, de forma aparente) a manos de Doom. [24]
El periodo que va de mayo a diciembre de 1995 es el menos superheroico de la línea, la ciencia-ficción cobraría especial protagonismo, convirtiéndose la historia de Doom, narrada por un ácido Ellis, en una crítica al neoliberalismo.
El futuro en crisis.
After Doom finalizó en enero de 1996 con un especial llamado 2099 Apocalypse, en el que Ellis se daba el gustazo de arramblar con algunos personajes de dicho futuro (los que protagonizaban las series menos rentables: Punisher 2099 y Hulk 2099), que morían en un contragolpe que las megacorporaciones lanzaban contra la dictadura presidencial de Doom.
La historia, excepcionalmente bien narrada a través de un presentador televisivo, mostraba cómo las grandes compañías pueden poner y derribar gobiernos con excesiva facilidad, tanto en nuestro tiempo como en el futuro. El final gris de la historia contrastaba con otro especial, 2099 Genesis, en donde vemos cómo los héroes se sobreponen al desastre. Puede que algunos héroes hayan caído, pero otros ocuparán su lugar, entre ellos Fantastic Four 2099 y X-Nation 2099, la primera serie a dirigida por Kart Kesel y Rick Leonardi y la segunda a cargo de Tom Peyer y Humberto Ramos.
Sin embargo, las tramas fueron perdiendo fuerza, sobre todo en los momentos finales de Ellis. Demasiados cabos sueltos se sumaron a unas ventas que empeoraban, motivadas más por los problemas internos del mercado del cómic que por la calidad de las series, que se mantenía estable, cuando no había aumentado.
En un último intento por aupar el futuro del Universo Marvel, se cerró otra colección, Ghost Rider 2099, y se presentó una nueva trama en la que la sumergida nación de Atlantis declaraba la guerra al mundo de la superficie. Pero estos cambios coincidieron con la bancarrota de Marvel Comics, fruto de la cual se redujo la plantilla, perdiendo Joey Cavaleri su empleo. Como protesta, el guionista Peter David abandonó la serie de Spider-Man 2099. La línea quedaba doblemente herida de muerte
Tras la llamada Marvelution, que no fue más que un nombre muy original para denominar un cierre masivo de colecciones (más de 40) debido a la falta de fondos, todos los títulos del 2099 quedaron confinados en una única serie de 48 páginas y periodicidad mensual, 2099 World of Tomorrow.
Conclusiones.
Marvel 2099 fue un proyecto original, que intentaba ofrecer un nuevo contexto a las aventuras superheroicas, en un mercado en forzado crecimiento que se dirigía hacia la crisis por saturación. El proyecto no se apoyaba en grandes estrellas, sino en un puñado de artistas sólidos que lograron mantener las ventas durante bastantes meses, sin necesidad de recurrir a trucos comerciales ni a infinitos crossovers.
Visto hoy día, el 2099 no deja de ser un producto mediocre. Pero en su contexto original, rodeado de series donde las muertes y resurrecciones, las crisis de identidad y los trucos editoriales proliferaban, el universo editado por Joey Cavalieri resultó una lectura entretenida, diferente y que podía seguirse sin grandes quebraderos de cabeza (ni cartera).
Aunque el ambiente superheroico dominó bastante más que la ciencia-ficción (lo que sin lugar a dudas fue un error), el futuro oficial de Marvel logró mostrar algunos de los temas claves de los EE.UU. de los años 90: el poder de las corporaciones, la privatización de los servicios públicos, el fanatismo religioso, la destrucción del medio ambiente y la no existencia de héroes positivos con los que las nuevas generaciones puedan identificarse. Desde esa perspectiva, el 2099 fue más reflejo de su época, de los miedos y esperanzas de su tiempo, que series más populares como Spider-Man o Superman.
El abrupto y nefasto final de la línea futurista de Marvel no puede explicarse sino como efecto colateral de la especulación desmedida y las luchas por conseguir la presidencia de Marvel, relegando al 2099 a un segundo plano marginal. [30] Los sucesivos y continuos cambios que la línea sufrió en su último año de vida en pos de un aumento de ventas imposible mostraron algo que todos los lectores sabíamos: los ejecutivos no entienden de tebeos.
Mediocremente dibujada por una gran cantidad de artistas, guionizada por Ben Raab y Joe Kelly, unos recién llegados que nada sabían de este universo futuro, la serie fue un completo fracaso. Demasiados personajes, demasiados cabos sueltos, demasiados cambios y un alejamiento total del cyberpunk.
Un año después, Len Kaminski, antiguo guionistas de Ghost Rider 2099, acompañado de un excelente Micke McKone a los lápices, contaría el final "definitivo" de la línea 2099 Manifest Destiny. De forma rápida, atando pocos cabos sueltos en unas escasas 48 páginas, Marvel terminó de enterrar su futuro oficial.
Posteriormente, el 2099 ha sido revisitado en las páginas de Captain Marvel y The Exiles, aunque queda patente que dichas visitas tienen más de nostálgia que de otra cosa. En algunos casos, incluso se ha roto la continuidad, sin que a los fans les haya importado lo más mínimo (como si los lectores de cómics de ahora supiesen lo que se publicó una década y media atrás).
¿Habrá un nuevo 2099? ¿Volverán los cómics de Marvel a inspirarse en el cyberpunk? Ciertamente es posible. En los últimos años se han recuperado el concepto de Squadron Supreme en Supreme Powers, del New Universe en Newuniversal, y parece que dentro de poco se recuperará también a algunos de los personajes Marvel olvidados de los años 40. Todo será cuestión de que algún guionista nostálgico quiera recoger el listón, como ocurrió recientemente con los one-shots de Marvel Knights 2099. Sea como fuere, parece bastante difícil que la continuidad y los mismos personajes sean recuperados del callejón sin salida donde quedaron aparcados.
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